Sintonia Alfa - La Supermente, la Mente Común a Toda la Humanidad (André Malby y Alain Garrido)

Programa de radio: Sintonia Alfa
Capítulo: La Supermente, la Mente Común a Toda la Humanidad (La Superment, la Ment Comú a Tota la Humanitat)
Presentador: Andreas Faber-Kaiser
Invitados: André Malby y Alain Garrido
Fecha de emisión: , 24:00-02:00
Emisora: Catalunya Ràdio

Programa de Sintonia Alfa emitido el 31 de enero de 1993, que recibió el nombre de «La Supermente, la Mente Común a Toda la Humanidad». En este capítulo, encontramos un André Malby vital, tremendamente lúcido, acompañado de un joven Alain Garrido, cuyas intervenciones son, por desgracia, escasas debido a su timidez. La temática principal del programa es la Mente Cósmica que une a todos los Seres Humanos y las infinitas posibilidades que ofrece el acceso consciente a ella.

Extracto: «La realidad física que vemos, que tocamos y que mesuramos, no está constituida por nada más que una energía que adopta, en cada caso, una variante formal diferente. Cada cosa, cada objeto, cada ser, cada neutrón, no es sino una formación concreta que adopta la energía o la vibración universal para cada caso concreto. Pero igual que una figura hecha de plomo, esta concreción de la energía se puede fundir y convertirse en energía pura para volverse a transformar en otra concreción formal diferente. De las actitudes y formaciones que adopta la energía, conocemos sólo unas cuantas, que son las que nos permiten percibir los sentidos de nuestro cuerpo físico. Pero nuestra mente, por la cual se canaliza de forma inteligente por nosotros la energía cósmica de la que formamos parte, es capaz de hacer servir esta energía para conseguir efectos absolutamente insospechados. Todos nosotros, todo lo que existe, estamos en contacto inmediato constante con la energía universal, que es, entonces, archivo de la Mente Cósmica, porque todos, todo lo que existe, formamos parte integrante y somos resultantes de ella. Y de la misma manera que mentalmente movemos, sin darnos cuenta, los músculos para que el cuerpo camine, o se incline, o se siente, o abra la boca mara comer, de la misma manera somos potencialmente capaces de mover mentalmente cualquier entidad, situada fuera de nosotros. Porque, de hecho, no hacemos otra cosa que mover mentalmente, desde nuestro cerebro, una parte determinada de la energía cósmica que todo lo invade, porque sencillamente constituye la totalidad del Todo universal. Con esto se explican, desde su misma raíz, la mayoría de los fenómenos que la ciencia académica es incapaz de explicarse.»





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Fuentes:
Artur Sala y Albert Carol
Entrevista a André Malby en el Molí Nou, por Guillermo Caba

Este audio, de dos horas de duración, contiene una entrevista totalmente inédita que Guillermo Caba le realizó a André Malby el lunes, . La entrevista tuvo lugar en el «Molí Nou», nombre por el que se conocía a la casa que André tuvo en la Canya, en la comarca gironesa de la Garrotxa.

Si bien, por momentos, se mantiene el corte de entrevista, la mayor parte de la grabación impera la atmósfera, más cálida, de una conversación entre amigos. Encontramos, en esta entrevista, a un André Malby de excelente humor, simpático, risueño, patentemente cómodo con su interlocutor y con la entrevista en sí misma.

Las temáticas tratadas, son, como siempre que se concedía a André la libertad de explayarse ante un micrófono, prácticamente inabarcables de sintetizar, pero el eje temático central es el propio André Malby. Guillermo Caba emprende esta entrevista desde un enfoque totalmente personal, con la clara intención de dar a conocer más profundamente las inquietudes, vivencias y conocimientos del singular André, ofreciéndonos más de dos horas de invaluable grabación.





Fotos tomadas durante la entrevista:

Foto tomada durante la entrevista a André Malby en el Molí Nou 1 Foto tomada durante la entrevista a André Malby en el Molí Nou 2
Foto tomada durante la entrevista a André Malby en el Molí Nou 3 Foto tomada durante la entrevista a André Malby en el Molí Nou 4




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Fuentes:
Guillermo Caba
Entrevista a André Malby en el Sandor, por Guillermo Caba

Esta grabación contiene una entrevista a André Malby completamente inédita, realizada por el periodista Guillermo Caba la mañana del lunes, . La entrevista tuvo lugar en el mítico Restaurante Sandor, en la plaza Francesc Macià de Barcelona. Aquella misma madrugada, André había participado en la grabación del último programa de Sintonia Alfa. Pese a ello y a que pueda parecer que en las fotos se muestra con un rostro cansado, o incluso triste, en la entrevista lo encontramos enérgico, vehemente, al André Malby de siempre.

En la entrevista, de media hora de duración, André se explaya sobre diversas temáticas. Realiza una crítica a la rigidez de la ciencia moderna y de los que solía llamar “cientólatras”, vuelve a recalcar la importancia de ser conscientes de la naturaleza holística del universo y a aportar referencias científicas que lo sustentan, critica la vida en la ciudad, a la que considera estructuralmente sustentada sobre el miedo, y mucho más.





Fotos tomadas durante la entrevista:

Foto tomada durante la entrevista a André Malby en el Sandor 1 Foto tomada durante la entrevista a André Malby en el Sandor 2 Foto tomada durante la entrevista a André Malby en el Sandor 3
Foto tomada durante la entrevista a André Malby en el Sandor 4 Foto tomada durante la entrevista a André Malby en el Sandor 5 Foto tomada durante la entrevista a André Malby en el Sandor 6




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Fuentes:
Guillermo Caba
Andrés Malby, Perfumista y otras hierbas, Magazine de La Vanguardia

Título: Andrés Malby, Perfumista y otras hierbas
Autor: 
Medio de publicación: Magazine de «La Vanguardia»
Fecha de publicación: 

Esta entrevista fue publicada en el Magazine de «La Vanguardia» el domingo, 28 de mayo de 1989, con motivo de la publicación del libro de André Malby «Le livre des parfums à faire soi-mème», en el que compartía diversas recetas de elaboración de perfumes caseros.

En ella se trata principalmente la faceta perfumista de André, que señala la importancia de la información olfativa en la comunicación entre seres humanos, y explica la importancia de la elaboración de un perfume coherente con lo que somos en vez de uno que enmascare nuestra verdadera naturaleza.




Andrés Malby, Perfumista y otras hierbas

Andrés Malby vive en una antigua masía de la Garrotxa, rodeado de hierbas, esculturas y lienzos.
ANDRÉS Malby vive en una antigua masía de la Garrotxa, rodeado de hierbas, esculturas y lienzos.
ANDRÉS Malby es perfumista. Pero también es escultor. Y joyero. Y químico. Y biólogo. Y astrólogo. Y alquimista. Y sastre. Y escritor. Y meteorólogo. Y filósofo. Y matemático. Y médico. Y herbólogo. Y gastrónomo. Y guionista. Y…

“Todo eso son tonterías –me corta Malby–. La gente quiere poner siempre a los demás una etiqueta. Y eso sería como tener un roble enorme, gigantesco y decir de él que es una cosa de color verde. De vez en cuando es verdad que es una cosa de color verde, pero también es madera, es donde van los pájaros, las mariposas, los insectos… y que igual dos enamorados se suben, hacen una cabaña, los niños se balancean… Yo no creo en las limitaciones, es tan absurdo poner una etiqueta a alguien como intentar llevarte la felicidad de un día de playa cogiendo un vaso de agua en la cresta de una ola. No es el mar.”

–Entonces, ¿por qué ha puesto en la entrada de su casa un letrero inmenso que anuncia la presencia de un filósofo?

–La escogí entre todas las carreras que he hecho porque, como no quiere decir nada, no me pone limitación ninguna.

“Pero nada de eso es verdad –insiste–. Lo que se hace aquí es muy fácil: vivir. Es una de las pocas profesiones hacia las cuales tengo que respeto.

–¿Qué es vivir?

–Lo que se hace en Can Malby.

–¿…?

–Vivir es no dejar huellas que no te corresponden. La gente que no vive son los que corren por el bosque siendo jabalíes y dejan huellas de conejo. No es nada más. Sólo un problema de coherencia. Creo que hemos nacido para ser felices, gloriosos, luminosos… Creo que cuando comes, duermes y actúas, los muebles alrededor de ti se ponen felices y tienen más sentido que antes. Más o menos es esto. Vivir. Profesión en Can Malby: vivos.

Acabamos de llegar a su masía de la Garrotxa. Nos habían dicho que Malby acababa de escribir un libro sobre la elaboración del perfume, que aparecerá en los próximos meses es Francia y Suiza. Empezamos por ahí. Explica que, además de “Le libre du parfum”, ha escrito otro sobre cosmética natural. Que antes de su publicación se han vendido ya 60.000 ejemplares. Que es un libro que enseña a las mujeres a hacerse sus propios productos, saltándose todas las alteraciones que necesita el mercado: la conservación, el transporte, los “spots”…

“Todas esas historias –resume–, que vienen a ser como ligar con una chica guapísima, pero, cuando la tienes en los brazos, te das cuenta de que está muerta desde hace un mes”.

–¿Y el libro del perfume?

–Lo que trato de explicar es que cada persona tiene su perfume. Tú tienes tu perfume. ¿Quieres que te lo haga?

–En un abrir y cerrar de ojos, estamos en el laboratorio, rodeados de pequeños frascos de esencias. Malby me mira. Coge un frasco. Vuelve a mirarme, lo huele. “Tienes la tensión muy baja”, dice, y vierte unas gotas en un recipiente. Coge otro frasco del fondo del estante, me echa un nuevo vistazo y sonríe: “Ah, éste sí. Pareces muy segura, pero no lo eres tanto”. Continúa la mezcla. Un poco de pachuli… “Tu problema es que siempre dices ‘sí, aunque’, en lugar de decir ‘no a pesar de’.” Un fondo de madera no le iría mal, dice, mientras añade unas gotas a la mezcla. Y sigue: “Vives del recuerdo de un paraíso perdido”. Más madera…

Apenas logro sobreponerme, me sobresalta de nuevo: “Quieres ahora que te hable del olor a santidad?”

«Descubrí por el olor el lugar donde estaban enterrados dos obispos del siglo XIII. El olor a santidad existe»

–Pues…

–Huele a los componentes fundamentales de la violeta. Descubrí por el olor el lugar donde estaban enterrados dos santos del siglo XIII. Fue en el departamento de l’Aude en Francia, tenía 16 años y era una época en que estaba hipersensible. Percibí en un lugar un olor a violeta intenso y se lo dije al volver a Biarritz a un señor que a su vez se lo comentó al delegado de Cultura francés. Fuimos allí, se excavó y efectivamente encontramos los sarcófagos con lo que quedaba de los cadáveres de dos obispos. El olor a santidad existe.

–Eso es tanto como admitir la existencia de los santos.

–Te diré una cosa. Si tú no llegas a imaginar los santos, ¿cómo llegas a imaginar a los que no lo son?

–¿Sería posible reproducir el olor a santidad en un laboratorio?

–Sí, pero es que no le veo el interés. Si me da la gana oler así intentaré ser santo. De momento me interesa más mirar las nalgas de las niñas y a veces inventar nalgas donde sólo hay un tronco y piedras. El artista es un excavador de la realidad y el perfume es sólo una selección dentro de todo lo que puede salir.

–La naturaleza se debe resistir a entrar en un frasco.

–¿Me dejas dos minutos y te hago un olor a madera? No hay ninguna dificultad. Todos los olores se pueden reproducir.

–¿Se puede conocer a alguien por su olor?

–Por supuesto, no sólo se puede conocer, sino que siempre funciona así. Pero hay poca gente que se quiera tanto como para ser capaz de ligarse a sí misma si se encontrara. Con lo cual, ¿qué hacen? Pues se intentan vestir, disfrazar, maquillarse… tapan sus olores con desodorantes. Yo pienso que la verdad es cuando la gente y el mundo se quiere por sus defectos, porque querer por las cualidades cualquier tonto es capaz de hacerlo. El amor nace por otras cosas.

«Si el perfume que te pones no te manifiesta, es que algo en ti necesitas esconde. Y eso está mal, estás fallando tu vida»

–¿Y el perfume las enmascara?

–Hay dos perfumes. Hay unos que exaltan, amplían, explican, divulgan lo que uno es; es como una lectura extensa de un texto condensado. Y hay otros que tapan, esconden, disfrazan. Hay que escoger entre la verdad y la mentira.

–¿Cuáles son los de verdad?

–Probablemente tienen que ver con lo que estoy haciendo ahora. En este libro la gente va a aprender a acordar el perfume que usa a lo que uno es. Porque si tú te pones un perfume que tapa la realidad para que parezca lo que tú no eres, estás fallando tu vida.

–¿Poseemos una sensibilidad olfativa real?

–Sí, pero alguien que viva con esa sensibilidad no puede convivir con los demás, porque llega la señora que tiene los dientes lavados con el dentífrico que huele a menta y el pelo a serrina vieja. Y ¿cómo te las arreglas? Porque los ojos se pueden cerrar, pero las narices no.

–¿Por eso se ha atrofiado ese sentido?

–No, no se ha atrofiado. Es que la gente si utilizara el sentido del olfato estaría obligada a comportamientos más coherentes de los que tiene. Yo sé cuándo alguien se me acerca si tiene miedo o no tiene miedo, sé si una mujer está caliente o está fría, con lo cual se dirá que soy animal. Pues bien, soy animal, muy bien, ¿y qué? Se huele, como se huele que a ti te duele de vez en cuando la espalda a nivel de cintura.

–¡No puede ser...!

–Sí, sí.

–Pero ...

–Te diré una cosa: hay que devolver a la gente en general, a la Humanidad en su globalidad, el derecho de captar el mundo que le rodea por el sentido más fundamental para todos los seres vivos, desde los abejorros a los toros: el olfato. ¿Has pensado alguna vez por qué la gente dice: “Esto me huele mal”?

–No.

–Pues piénsalo.

–¿En qué medida influimos en los demás a través de nuestro perfume?

–Mucho, sobre todo las feromonas que son esos olores sexualmente, hormonalmente, definidos que nos permiten identificar a los demás por lo que son. Explican el hecho de que algunos políticos, cantantes o artistas que tienen un éxito brutal cuando están en contacto con la gente, cuando se les quita la presencia olfativa y aparecen a través de la televisión o la radio, ya no comunican. Y ya nadie entiende nada.

–¿Por qué ha escrito el libro?

–Yo creo que estamos en un tiempo en el cual es vital decir a la gente que está el mundo a su disposición, que la única obligación que tenemos es ser felices y que éste es uno de los caminos, como hay muchos caminos de subir hasta la cumbre de un bosque. Yo trato de vida, a mí lo único que me importa es la vida, la felicidad de vivir, la alegría de existir. Es decir, el entusiasmo, ante todo, porque estoy harto de ver a la gente triste. Está la gente con una cara de tristeza que es impresionante. Y busco a los que tienen la sonrisa pegada a la cara. Tú misma.

–A veces la tristeza es inevitable.

–Eso es una idiotez como un templo.

–Yo…

–Yo creo que la gente se va buscando a sí misma, todos tenemos una idea de lo que tendríamos que ser. La gente quiere engordar o adelgazar, se pone maquillaje, un vestido, un traje, busca un ambiente, una luz, un tipo de olores, una presentación… porque todos están buscando hoy día la manera en la cual van a poder enseñar no sólo lo que son o podrían ser, sino lo que tendrían que ser.

–¿El mundo ha vuelto la espalda a la Naturaleza?

–El mundo está en la dialéctica de seguir siendo una especie de aborto de destino propio, o bien de llegar a conseguir ser esta especie de milagro íntimo que todos soñamos. Y, por qué no, ser geniales. Yo creo que la felicidad es contagiosa, la gente cree que sólo lo es la enfermedad, pero te diré una cosa: en el polo opuesto de la enfermedad está la salud. Y la salud significa alegría, consciencia, inteligencia, luz, genialidad. Es un placer tremendo coger una piedra, mirarla y acordarse de que alguna vez fue montaña. Esto es la vida. El resto son sólo carteles, y eso es como hacer el amor a una foto de “Playboy”.

–¿Cuál es el futuro de los perfumistas?

–Los perfumistas son gente muy creativa, muy genial y no temen a nadie. La calidad no tiene competencia. Y por eso los perfumistas de verdad no tienen nunca que temer nada. El miedo sólo existe en el mundo de los pequeños que intentan ser grandes y que mienten. Y éstos no importan a nadie. Estamos entrando en un tiempo en el que ya no hay posibilidad, ni hueco, ni oportunidad para mentir. El mundo se está abriendo, con lo cual cualquiera que intente decir que lo mío es lo mejor necesitará demostrarlo.

–Pero sigue vendiendo el envoltorio.

–A mí qué me importa lo que vende. ¡También las putas venden mucho! Si eres tan idiota como para preferir una lata de conserva de melocotón a un melocotonero, pues mira, algo tendrás que aprender de la Naturaleza.

–Entonces, ¿el mundo es idiota?

–Pues mira, yo creo que sí. Nadie se da cuenta que basta decir no.

–¿Miedo?

–La libertad empieza cuando empiezas a decir que no. Los niños pequeños dicen “Jaime está enfadado”, “Jaime quiere esto”, hasta que un día dicen: “Yo estoy enfadado”, “yo quiero Esto”, y ése es el día en que empiezan a existir. Y la sociedad, de momento, dice: “La sociedad está cabreada”. ¿No crees que basta ya de primitivismos? El derecho a la cultura, a la sensibilidad, a la emoción, al destino, el derecho a soñar un mundo perfecto, el derecho a mirar a alguien que no es guapo descubriendo dentro de él la maravilla que no ha llegado a manifestar. ¿Tú te crees que no es sólo un derecho, sino un deber? ¿No te crees que soñar es el primer camino que permite hacer que el mundo, a lo mejor, acabe siendo lo que tendría que ser?

–¿Qué tendría que ser?

–Es tiempo de darse cuenta de que la gente es lo que da, somos lo que damos, no tienes nada si no puedes darlo a otro. Si el perfume que te pones no te manifiesta es que algo en ti necesitas esconder y eso está mal.

–Y ahora, ¿qué hago con mi perfume...?

–No te lo pongas, si alguna vez hace falta que algo diga lo que tú eres es que algo falta a tu vivencia.




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Fuentes:
Guillermo Caba
André Malby, la Soledad Lúcida, Revista Presència

Título: André Malby, la Soledad Lúcida
Autores: , y
Medio de publicación: Revista «Presència» nº645
Fecha de publicación: 
Idioma original: Catalán

Esta publicación, redactada en tono de reportaje, es en realidad una entrevista a André Malby, dedicada principalmente a su peculiar forma de ver el mundo. Fue realizada por Pau Lanao y Carme Vinyoles, y publicada el domingo, 1 de julio de 1984, en el nº654 de la Revista Presència, una publicación regional de Girona.

La entrevista se centra en la particular forma de vida de André. En ella, André comparte su manera de ver las cosas, sus inquietudes, su modus vivendi, por qué eligió Cataluña como lugar de residencia, a qué dedica el tiempo y por qué lo hace... También se explaya sobre su particular visión sobre la enfermedad y explica por qué la medicina que él ejerce, mucho más tradicional e individualista, da mejores resultados que la medicina moderna. Para acabar, realiza un diagnóstico de la sociedad actual, a la que califica de enferma, y expone sus esperanzas sobre el futuro y las nuevas generaciones.




André Malby, cuando la salud nace de
la consciencia, la creación y la libertad

Por Pau Lanao y Carme Vinyoles
Fotos: Jordi Soler



André Malby, físico fornido, cuerpo dominante, facciones leoninas, peregrino impenitente, apasionado por el estudio y la pintura, investigador sin normas, amante de la escritura y, sobre todo, de la vida. Calificado de brujo por los que no entienden que el cáncer se pueda curar, es una leyenda que un día, arrastrada por las tolvaneras del Pirineo, aterrizó en unas tierras sufridas, ganadoras en mil contiendas, vocacionalmente resistentes, cargadas con los frutos de la experiencia y el arrebato de los elegidos. La sangre de un antepasado «que era catalán» le corroyó las entrañas hasta que alguien, en Málaga, le habló de Can Teixidor, «una masía nacida con los godos y con una capilla en la entrada al cantón del Fluviá». Una isla de paz rodeada de planicies de verde alunarado por el abanico de flores que, generosamente, agradecen a la tierra y al agua la vida. Ahí Malby ha encontrado sus raíces: «Desde el momento en que entré en ella me habló para darme a entender que, de aquí, no me sacaría nadie».


Los animales en libertad anuncian la entrada de visitantes a Can Teixidor
Los animales en libertad anuncian la entrada de visitantes a Can Teixidor
Tratados y publicaciones médicas de todo el mundo conviven con tratados de magia, electrónica, filosofía, armonía, dos aparatos de vídeo, una cadena de música y, presidiendo la estancia, un gran hogar de arcilla, decorado con motivos surrealistas. Joan Ponç, en el recuerdo. A pesar de su fama de gran médico, André Malby vive recluido, sin pretensiones de reconocimiento por parte del gran público. «Yo no tengo ningún interés en salir en los periódicos, porque la mayoría de las veces me he dado cuenta de que es un error. Lo que yo hago, de entrada, presupone ver a poca gente para hacerlo bien. Más de la mitad de mi tiempo lo dedico a estudiar (biblioteca de más de 4.000 volúmenes) y, además, yo sé que, cada semana, sólo puedo atender bien de 15 a 20 personas y más de esta cifra ya lo haría mal».

A favor del individuo, la comunicación y el amor

Aparte de recibir continuamente información de todo el mundo sobre los avances que se obtienen en el campo de la homeopatía, André Malby no deja nunca de investigar. Se toma su trabajo muy en serio y no escatima horas al tiempo cuando se siente a gusto con alguna actividad: «A veces me encuentro con cierto malestar, como si algo no funcionase demasiado bien dentro de mí, y resulta que a lo mejor me he pasado tres días sin comer». En estos momentos y junto a Encarna, una médica con la que forma equipo, está estudiando con afición la flora de nuestra región. Es una tarea larga que persigue algo más que el único placer del conocimiento: «Estoy seguro de que, cuando haya completado los experimentos, cuando haya analizado a fondo todas y cada una de las plantas que se encuentran en esta zona, no hará falta que me envíen ninguna hierba de ninguna otra parte, que llegaré a la conclusión de que, con las que crecen por aquí, ya hay de sobra para curar cualquier enfermedad».


A Mas Teixidor se acercan personas de todo el mundo. Con diferentes trastornos, con diferentes necesidades. A todos los atiende, escucha, recibe: «Yo parto de la base de que todo el mundo es diferente y de que el concepto de enfermedad no puede aplicarse de forma masiva. A veces me vienen abuelas que lo único que necesitan es charlar un rato, que alguien les haga caso, y después se van tan descansadas. Y para mí también es gratificante, hay un maravilloso placer en ofrecer amor, en no cerrarse en uno mismo, en aprender de los demás».



André Malby, especialista en homeopatía, uno de los conocedores de los remedios naturales, no está nada de acuerdo con cierta forma de medicina que se ejerce actualmente. «Hoy, una persona, un médico, puede engañar a la gente. Antes el médico vivía en el pueblo y conocía a todo el mundo. No podía permitirse el lujo de no curar o no atender a los enfermos, porque lo desterraban».

Para el hombre de Can Teixidor «El hambre hacia todo lo que es nuevo, el tomar como válidos sólo remedios que se consideran nuevos, ha hecho que se desaprovechen grandes remedios perfectamente útiles. De forma insensata. Yo tengo en las manos tesis doctorales del siglo pasado y de hace doscientos años, en los cuales se explica extensamente cosas que ahora se acaban de descubrir. Ya está bien, ¿no? Por ejemplo, en España y Europa se descubrió hace poco una solución para disolver cálculos biliares y resulta que es la misma composición que un preparado de hiel de toro de las farmacopeas de 500 años atrás».

«Hoy el famoso Progreso, en mayúsculas, no es tal, porque ha superado la ignorancia mediante una ignorancia todavía más grande»

André Malby considera que, dentro del mundo de la farmacopea, los intereses comerciales han matado el primitivo carácter de las medicinas: «Por interés económico se pasa del uso de los remedios naturales, extraídos de la madre tierra, al predominio de la química. No se tiene presente que las técnicas naturales no tienen su importancia en función de la sustancia, sino de la forma en que se manipula. El farmacéutico de hace sesenta años tenía un libro de fórmulas magistrales; por otra parte, el médico ya asistía al parto y, cuando el paciente tenía 25 años, conocía su historial a la perfección. Pero, claro, tanto un personaje como el otro han desaparecido y, en su lugar, ha aparecido un enfermo ideal sobre el cual se experimenta, que tiene una única enfermedad y de forma perfecta, matemática, un señor que no existe y para el cual se hacen los medicamentos. Así se olvida al individuo y se recupera a la masa, o sea, el ente con el cual se puede hacer el negocio».

Las manos no paran de moverse y su cuerpo farruco y firme parece soportar las palabras que surgen de la mente. «Hoy se vive una especie de mentira social que ha creado una generación de asistidos. En los años sesenta se hablaba de que, en los ochenta, los avances de la técnica permitirían que el hombre se dedicase a pensar y a vivir, y ahora que hemos llegado, con qué nos encontramos… con una civilización del desempleo, una civilización de culpables, en la cual el que no trabaja es considerado como un peligro social y eso no es cierto. Tendrá que haber un cambio social importantísimo porque los cambios, o son cambios, o no son nada. En un momento en que la identidad individual está en grave peligro, la gente considera la técnica como un dios, en la medida en que dios es una cosa incomprensible. La cibernética se ha ido adaptando a las funciones mágico-religiosas de los antiguos comportamientos. Y el famoso Progreso, en mayúsculas, no es tal, porque ha superado la ignorancia mediante una ignorancia todavía más grande».

Un muñeco articulado, guardado en una vidriera, recoge el estudio
Un muñeco articulado, guardado en una vidriera, recoge el estudio
En Can Teixidor, la creación del hombre, lobo solitario que vive recluido del mundo exterior, se hace latente: «El peligro es individual. Es el individuo quien está en peligro. Además, hay que tener presente que los sistemas de Gobierno actuales han nacido con una humanidad tres o cuatro veces más pequeña. Nacieron para controlar agrupaciones pequeñas de elementos, ahora, en el momento en que la proporción ha aumentado del uno al diez, han nacido los conceptos de colectivización, gremio… que permiten manipular a un grupo de gente, como si fuese un solo individuo. Y eso sólo es posible borrando la capacidad individual, la iniciativa que fundamenta la diferencia. Y eso pasa también en los medicamentos. Yo trabajo para los individuos en concreto. La sociedad es una enfermedad. Cualquier sociedad se pone enferma de por sí. El ser humano no está hecho para tratar con más personas de las que puede ver de un solo vistazo».

«Un importante científico francés me explicó que él cobraba por buscar y no por encontrar y yo lo despedí con patadas en el culo»

El científico francés instalado en nuestra casa considera que «Si la gente fuese de vida amplia, sería peligrosa. La sociedad, tal como es, sólo puede continuar si la gente no se da cuenta de que hay que fragmentarla. Con el rollo de ganarse la vida resulta que, a los 60 años, intentarán hacer lo que querían hacer a los 30, entonces, ¿por qué no hacerlo en su momento? Para sobrevivir hay que tener conciencia de lo que realmente importa. Y yo sé que me interesa más sembrar patatas y recolectarlas, que no trabajar para poder comprarlas». La filosofía vital empuja con fuerza todos los poros de este personaje, amable y con pose de conocedor, que, desde su atalaya, intenta descubrir un futuro y un presente: «Dicen que, si todo el mundo pensase igual, el mundo desaparecería, pero yo no estoy nada de acuerdo. Pico della Mirandola, un humanista del Renacimiento, murió antes de los 40 años, después de haber escrito más de 1.500 tratados que cubrían la totalidad del saber de su tiempo. No tenía radio, los libros no eran impresos, pero lo hizo. En la Edad Media no había papel, ni se habían inventado las papeleras. Y, cuando escribes sobre un pergamino, lo que dices tiene que ser importante, no te puedes permitir escribir y pensar sandeces. Cuenta que, hoy, los psiquiatras triunfan porque hay menos confesionarios. Antes, cuando la gente se sentía mal porque había cometido cualquier acto en contra de su conciencia, se lo contaba al capellán, le recetaba cuatro padrenuestros y tranquilo. Así la iglesia acaparaba todo el poder, lo sabía todo. La gente se desfogaba. ¿Y ahora? Ni siquiera los psiquiatras sirven. Sólo se les explican “chorradas”.

Hoy el auténtico confesor es la droga y la borrachera, la sustancia que permita elevarse y perder el contacto material con las cosas. Es normal que la gente tenga problemas, imagínate una casa que no tuviera defectos en la pared, o sea, ventanas y puertas: no se podría usar. La sociedad de hoy es una especie de bomba de mano de explosión retardada que se intenta mantener con toda clase de pedazos. Hoy ya no tiene cura».

Publicaciones de todo tipo habitan las estanterías y la mesa de trabajo del homeópata Los recuerdos y las imágenes acompañan al estudioso en las largas horas de estudio
Publicaciones de todo tipo habitan las estanterías y la mesa de trabajo del homeópataLos recuerdos y las imágenes acompañan al estudioso en las largas horas de estudio
Son palabras muy fuertes para un momento en que la imaginación no priva y el poder establecido intenta acaparar todas las salidas de un hombre lanzado sobre sí mismo y héroe de mil batallas: «Hay que tener en cuenta que el poder sólo se puede ejercer mediante una amenaza. Pero, si tú lo que realmente consideras importante lo llevas dentro, te puedes reír del poder. Es como los niños pequeños, el día que empiezan a decir yo, también aprenden a decir no. Pasan del chantaje. Mucha gente pasa, ya que llega a un punto de saturación. Otros no encuentran una salida inteligente y se destruyen, no se les deja ninguna puerta abierta ni posibilidad de pensar. Todo lo que estamos viviendo tendrá que explotar un día u otro, porque yo no creo que la humanidad esté dispuesta a desaparecer. El nacer y el morir son actos individuales, por eso yo tengo una confianza total en el ser humano, que superará esta etapa, que se hará más creativo».

Un portal para una masía donde la vida es el único misterio
Un portal para una masía donde la vida es el único misterio
André Malby es un hombre que ha viajado por todo el mundo. Un día se cargó una mochila y, con la comprensión, inició una larga ruta fuera de todo control. «A mí me importa muy poco que me controlen, que controlen lo que tengo o lo que dejo de tener. Lo importante es lo que es y lo que no es. A mí no me pueden controlar la visión del Canigó. El concepto de propiedad es una noción reciente, se ha impuesto a la fuerza; pero, si tú posees una cosa internamente, no es necesario ser su propietario. Yo sé que tengo el Canigó y a mí nunca se me ha ocurrido comprarlo».

La vegetación del Ampurdán y la Garrocha puede servir para poner remedio a muchos de los males del hombre moderno
La vegetación del Ampurdán y la Garrocha puede servir para poner remedio a muchos de los males del hombre moderno
El trotamundos y homeópata ha encontrado en la zona pirenaica gironesa el Shangri-La. El Fluviá y Mas Teixidor han estructurado una mitología firme que habrá que cambiar en la leyenda. «Si lo que se está aprendiendo no comporta una parte de alegría, no vale la pena. Yo me río mucho cuando estudio. Por obligación no hago nada. Si me siento obligado, seguro que no lo hago. Me pongo más duro que una piedra, las cosas importantes hay que hacerlas siempre con ilusión y nunca por obligación. Hay que tener en cuenta que los grandes descubrimientos siempre los han hecho tíos que nunca han tenido un duro, que trabajan apartados de todo el mundo; a los que tienen buen material, un despliegue de medios, no les sale nada, ni gota. Yo una vez tuve una discusión muy importante con un científico francés y en un momento me dijo que a él le pagaban por buscar y no por encontrar. Me encendió tanto que lo despedí con patadas en el culo. Y era un acto físico, haciéndole dar saltos de dos metros, porque era una perversión absoluta».

«Cataluña lo ha aguantado todo; es una tierra firme que está cargada de vida y de historia con un fuerte conocimiento»

André Malby aprecia el paraje de Crespiá. En Cataluña ha encontrado la patria errática, el mundo de su momento: «Cataluña lo ha aguantado todo, esta zona ha visto pasar a los godos, las guerras carlistas, los Segadores, a Mendizábal, que lo destruyó todo, ha aguantado el franquismo y, con todo, sigue existiendo. La mayor resistencia catalana ha sido el simple hecho de existir. Porque tiene esta capacidad creo en la humanidad. Pero no estoy tan loco de creer en la humanidad en el centro de Madrid».

«Sólo las plantas cultivadas tienen parásitos»

«El concepto de enfermedad es muy relativo, depende de la naturaleza y la conciencia de cada uno. Mirad, aquí me han venido payeses con un dedo medio colgando que se habían cortado con un hacha hacía horas, pero que habían continuado su trabajo, aprovechando la luz natural y, sólo al final de la jornada, se deciden a curarse, los tíos».


Mas Teixidor y en la esquina... el Fluviá
Mas Teixidor y en la esquina... el Fluviá

André Malby tiene ante sí un digno ejemplar, nacido de la dureza y la generosidad de nuestra tierra, una persona que siente el dolor como una continuación más de su naturaleza, y no necesariamente como un impedimento absoluto para su actividad. Nada que ver con la multitud de desasistidos, de seres totalmente dependientes del dios-médico que han florecido en el campo de cultivo de las grandes urbes. Una generación aún arraigada en una forma de vida natural en toda la extensión del término, basada en un pragmatismo ancestral que rehúye modas efímeras: «Estoy observando aquí que, los que hoy tienen más de 60 años, están generalmente sanos y fuertes como robles, pero es que conocen muchos y buenos recursos: si se cortan, se ponen orina, y la herida, evidentemente, cicatriza; si se sienten extraños, como si algo no acabase de ir bien dentro de ellos, se preparan sopa de tomillo o de romero y se toman un vaso de vino caliente, ¡y adelante se ha dicho! Son herederos directos de aquella noción medieval de mercado que, hasta hace poco, consistía en lo que se podía intercambiar durante el día. Los mercaderes se desplazaban, como mucho, treinta o cuarenta kilómetros; por lo tanto, eso quiere decir que, todo lo que se consumía, era fruto del mismo ciclo climatológico, las mismas influencias del sol, la luna, la lluvia, la sombra, las temperaturas, la misma composición del suelo. Eran una especie de super-entes vitales, perfectamente vinculados a lo que les rodeaba, no había prácticamente ninguna posibilidad de que lo que comían les perjudicase. Por eso se conservaban tan sanos, y muchos de los viejos de hoy en día han vivido aquel mismo ciclo. Si los llevases a Barcelona, en poco tiempo los matarías».


Un dolor de cabeza, pinchazos en el vientre, decaimientos… los síntomas no denotan siempre una anomalía física, una simple disfunción corporal. Son, muchas veces, signos manifiestos de malestares psíquicos desconocidos, o voluntariamente ignorados, de apatías sociales cimentadas en un tipo de vida que ha perdido buena parte de su significado. Con la complicidad del tiempo que transcurre plácidamente y con la compañía de patos, gatos, perros y otros animales que ayudan a configurar un entorno propio, Malby se lleva las manos a la cabeza cada vez que algunos amigos de su hijo aterrizan durante un tiempo en Mas Teixidor: «Es horrible cómo la sociedad está generando personas indefensas, ignorantes… Vienen niños alemanes, franceses, suizos a pasar días en casa y me he dado cuenta de que carecen de todos los conocimientos necesarios para la supervivencia. Si, por alguna razón se va la luz, ya no son capaces de hacer nada, se derrumban, no tienen ni idea de moler café con un molinillo manual ni de encender fuego. ¡Es una vergüenza!».


Anécdotas, André puede contar muchas y, a pesar de su inevitable componente jocoso, no se deja llevar por la risa fácil, a no ser que el estallido sirva para exorcizar la calamidad: «En una ocasión estuvo durante unos días en Mas Teixidor un compañero de mi hijo, suizo. Recuerdo que comimos pollos de los que criábamos en casa y me decía que aquello no tenía sabor a pollo, que no había comido nunca. Otro día servimos en la mesa carpas del Fluviá y, al probarlas, ¿sabéis lo que se le ocurrió decir? ¡Que aquello sí que era pollo! Me quedé frío hasta que entendí que, en su país, sólo comían pollos alimentados con harinas de pez. Es muy gordo, ¿eh? Para mí, éstas son personas enfermas, aunque por ahora no se les haya presentado ningún síntoma, ninguna enfermedad de las comúnmente establecidas. Los niños de las pequeñas poblaciones, yo lo veo en Besalú, escapan a esta situación. Al menos tienen la oportunidad de ver una gallina en su gallinero, comiendo trigo moro, saben de dónde salen los huevos… tienen una relación más amplia con su entorno»..


André Malby también es pintor. Aquí, la puerta de su taller. Dentro, la creación de la soledad
André Malby también es pintor. Aquí, la puerta de su taller. Dentro, la creación de la soledad

ENSEÑAR O EL ARTE DE FOMENTAR PREGUNTAS


André Malby no rehúye el contacto con lo que se denomina la pequeña población. Para él son una fuente inagotable de conocimiento, casi de presentimiento de los nuevos aires. Rascando la corteza de indiferencia, socavando la apariencia de apatía con que muchos niños y adolescentes se protegen de la agresión externa, se descubren seres llenos de una sensibilidad que pide urgentemente una vía de salida, y que no ha debido ser destruida por tantos años de pedagogía destinada a acabar con la capacidad imaginativa de la persona: «Tanto que dicen los maestros que a los niños les da igual todo, que no muestran curiosidad por nada y, en cambio, cuando vienen a casa, en una tarde me hacen más de mil preguntas que tocan aspectos importantes de la realidad. Lo que pasa es que eso de la enseñanza está mal enfocada. La educación consiste hoy en hacer que los niños se traguen gran cantidad de respuestas a preguntas que no han formulado. Y, claro, por eso no muestran interés. A mi entender, el arte de enseñar radica precisamente en fomentar preguntas, en despertar curiosidad».


Sabe que la respuesta está dentro de cada uno y se comunica con cada persona como si fuese un todo diferente, capacitado intrínsecamente para defender sus propias necesidades, con libertad para imaginar y crear. Es en este tipo de individuo en el que cree. Y confía en que pronto resurja de las cenizas de la masificación: «Sí, soy optimista y más con la generación que sube. Los niños no manifiestan hoy este conformismo detestable de los que, por ejemplo, se dejan operar sabiendo, o intuyendo, que la palmarán, pero no se atreven a contradecir a las autoridades. No tienen esta suavidad de cuello que les hace bajar la cabeza. La publicidad ha destruido a la generación que va de los 25 a los 45 años, pero ha abusado tanto de sus recursos que los niños ya no hacen caso, pasan. Y son muy inteligentes. Cada vez más listos, más rápidos, más veloces, con más reflejos. Yo no creo en la humanidad tal como la quieren vender, pero sí en la persona, en el individuo, en la creatividad dormida que está a punto de despertarse. Si no hay libertad, no hay vida».


La contundencia, la seguridad, la autoridad moral, son sentimientos que le nacen de una investigación constante, practicada en las más diversas facetas de su vida. Desde el diseño placentero del estudio y la investigación, hasta la capacidad de entregarse a los demás, pasando por la necesidad de comunicación y la observación de todo lo que le rodea, André Malby es de esos tipos de personas a los cuales el árbol nunca les impide ver el bosque. El mejor remedio contra la enfermedad, en un sentido global, es la coherencia. Y la clarividencia: «Tengo árboles frutales y me niego rotundamente a cultivarlos. Quiero que me den el fruto tal como les salga. Me he dado cuenta de que sólo las plantas cultivadas tienen parásitos».






Descargar "André Malby, la Soledad Lúcida - Revista Presència (Español)" de

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Descargar "André Malby, la Solitud Lúcida - Revista Presència (Catalán)" de

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Fuentes:
https://pandora.girona.cat/viewer.vm?id=317125&view=hemeroteca&lang=es
Prólogo de Criterium Naturae, de André Malby

Título: Prólogo Criterium Naturae
Autor: 
Medio de publicación: Libro «Criterium Naturae», de Abu Omar Yabir
Fecha de elaboración: 

Este escrito, memorizado y dictado por André Malby a su buen amigo Rafael Pineda, constituye el prólogo del libro de espagiria «Criterium Naturae» de Abu Omar Yabir. Quién mejor para presentar la fantástica obra alquímica de Yabir que André. Y quién mejor para explicar la gestación de este prólogo que el amigo que motivó el encuentro de estos dos grandes y registró este prólogo con su propia grabadora.

«Conocí a Andre Malby desde 1991 hasta su muerte en 2008. A pesar de vivir en Córdoba, tuvimos muchos encuentros en los variados lugares donde vivió todo ese tiempo. Nos hicimos amigos y basamos nuestra relación en el sentido del humor que practicábamos comúnmente. Con el tiempo fui descubriendo que, tras Andrés, se ocultaba un tipo muy serio. Cualquiera que intentase ocultarle algo, tardaba poco en darse cuenta de que se trataba de una labor imposible que, a veces, terminaba con grandes gritos o risas de Andrés.

Sobre el año 2007, en Olot, me habló de que había un señor muy interesante que estaba publicando unos videos en YouTube contando experimentos muy precisos de la Espagiria y de la Gran Obra Alquímica. Me dijo que se llamaba Abu Omar Yabir, que era granadino, y me recomendó que “no me lo perdiese”. A mi regreso a Córdoba, pude contactar con Yabir y... ¡Oh, sorpresa! Se trataba de mi amigo de juventud Manuel Mª Villar Gil, a quien no veía desde hacía diecisiete años (me lo dijo él en nuestra primera charla telefónica).

Poco tiempo después, nos vimos en Granada y me comentó que conocía los trabajos alquímicos de André Malby. Ambos se conocían bien y ambos querían conocerse personalmente. Y yo tuve el honor de presentar el Uno al Otro y el Otro al Uno. Sus encuentros fueron cordiales y entrañables mientras hablaban largos ratos a solas.

Yabir acababa de terminar la redacción del que sería su último libro: “Criterium Naturae”. Me dio una copia del libro para que se la entregase a André Malby y me pidió que le dijese que, si le gustaba, se sentiría muy honrado si pudiese escribir un prólogo de su obra. Y se la di.

Poco tiempo después, en una de mis visitas a las Cuevas de Bacor, me dijo que ya tenía el prólogo prometido. No tenía nada escrito y señaló una pequeña grabadora que llevaba yo. Había grabado bien en su cabeza, en los últimos días, el prólogo y con una breve preparación, me la dictó. Lo que ahora les presento es la grabación original, sin retoque alguno, tal como la dictó Andrés. El tono de su voz es una dedicatoria emocionada a los aprendices buscadores de la Verdad que vendrán tras nosotros y heredarán la tierra.»


Me ha quedado un poco serio, y quisiera terminar con una pequeña dosis del extraordinario sentido del humor que siempre acompañó a Andrés Malby:

Una foto de gánster sentado en el sillón original donde se rodó la película “Emmanuelle”.

André Malby con su arma


Un super expresivo mensaje de audio dedicado a los inventores de los aparatos con pantallas.



Rafael Pineda,
Córdoba, junio de 2020.




Cueva de La Baraka
estando la luna de Aries
en su cuarto creciente


Al entrar en este tratado teórico-práctico de Espagiria que Yabir dedica como guía a su hijo, hay que acordarse que –como el autor subraya– el silencio cuenta más que las palabras, y lo que hay en este silencio dirige directamente hacia el Ars Magna, siendo su hija menor la Espagiria: el primer escalón de una larga trayectoria de vida, conciencia y actos.

En mis últimos cincuenta años de estudios, observación y experimentación me he cruzado con millares de libros y de personas que poco tenían que ver con lo que pretendían.

Hacía falta algo que, salvo excepciones como el “Tratado de los Secretos Químicos” de Pierre Jean Fabre, nos dé un camino claro y referenciado que permita actuar de verdad a quien decide emprender el largo camino de los enamorados de la Naturaleza.

Hay que apuntar que la parte práctica presupone un ingrediente fundamental, del cual casi jamás se habla, y que es la Paciencia.

La Paciencia implica cambios de conciencia que son realmente fundamentales, ya que cualquier obra presupone una nueva toma de conciencia con la cual lo que se producirá hará de manera segura el mismo efecto que un rayo.

El sentimiento del Yo es al final lo que nos diferencia del universo exterior, que constituye la garantía de nuestra libertad, pero nos prohíbe una comunicación y una comunión consciente con el universo. De hecho, es la piel. Pero si, al revés, el sentimiento individual llega a la disolución de nuestra propia voluntad, entonces surge una percepción global en la cual desaparecen el sujeto y el objeto a cualquier nivel que sea. El Universo y Uno mismo no son desde entonces más que UNO. En Uno todo indecible.

La plenitud que se produce entonces es tal que, todos los lenguajes del planeta y de la historia unidos, no bastarían para explicar la naturaleza real de la experiencia.

Las personas que lo hayan vivido voluntariamente o accidentalmente adquieren entonces la certeza absoluta de que el Ser es y lleva en sí mismo su propia explicación. Certeza tan luminosa y tan intransmisible que los temas religiosos, los más ricos del mundo, se parecen comparativamente a unas buenas y grandes estafas.

Estos pensamientos están derivados de los trabajos de “Loïc Tréhédel”, que ha querido guardar el anonimato.

Los procesos que vais a utilizar tanto en Espagiria como en Alquimia, si seguís todas las indicaciones que hay en esta obra, puesto que detrás de cada párrafo, de cada capítulo, de cada parte de este escrito, yace una indicación inequívoca hacia el Ars Magna.

Los procedimientos que usarán son de dos tipos: seleccionar formas metálicas en el caso del Ars Magna o vegetales en el caso de la Espagiria.

Las más estables serán unas sales metálicas que pueden fácilmente descomponerse, sean metales puros de los cuales se cansa la estructura por un tratamiento particular.

La lenta maduración inducida por calor, ácidos, solventes, tiempo, hacen que la materia pase entonces a ser realmente simple y pueda liberar el mercurio filosófico tal y como Yabir os lo enseña. Este mercurio filosófico, que es una especie de metaleidad sutil, no tiene ya nada que ver con el metal, y sus propiedades son las de un solvente universal capaz de disolver sin corrosión los minerales más puros y más inalterables. Su interés mayor consiste en hacer a su vez que los metales y los minerales fermentescibles lo sean en un muy corto plazo de tiempo, cuando la producción inicial reclama largos meses si no, a veces, años.

El laboratorio que vais a montar siguiendo las indicaciones de la última parte de esta obra os servirá para acercaros al fundamento mismo de esta relación entre Universo y Conciencia. Los pasos son entonces inequívocos.

Andrés Malby,
el Wahrani.




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Fuentes:
Rafael Pineda